
Por: Roland Michelitsch y Roni Szwedzki
La región de América Latina y el Caribe registra una brecha de infraestructura: necesita invertir al menos el 5% del producto interno bruto (PIB) para atender sus necesidades en ese sector, pero actualmente invierte solo la mitad de ese porcentaje.
A partir de 2005, y gracias al esfuerzo conjunto de estos actores, las alianzas público-privadas (APP) volvieron a ser una herramienta ampliamente utilizada.
Hasta fines de la década de 1990, América Latina y el Caribe era la región en la que más proliferaban estos mecanismos, pero las inversiones se desplomaron debido en parte a las reacciones adversas provocadas por la implementación deficiente de las APP.
Impulsados por la disminución del precio de los productos básicos y el aumento del déficit fiscal, así como por la mejora de las condiciones para implementar APP, muchos países establecieron organismos específicos y fortalecieron las regulaciones, con lo que las inversiones mediante APP crecieron.
En apenas una década, la región de América Latina y el Caribe ha registrado inversiones de USD 361 300 millones en alrededor de 1000 proyectos de infraestructura enmarcados en APP, mayormente en los sectores de energía y transporte.
La utilidad potencial de las APP es clara: pueden ayudar a superar algunas de las limitaciones de la provisión publica como la falta de eficiencia y de aptitudes técnicas, la lentitud en los procesos de adquisiciones y las restricciones presupuestarias.
Asimismo, requieren un desarrollo institucional que lleva tiempo consolidar y que, cuando se realiza en forma deficiente, pueden conllevar costos más elevados y servicios reducidos o de peor calidad.
La transparencia es un elemento clave para mitigar el riesgo de corrupción, que en los últimos años ha cobrado mucha mayor visibilidad en la región de América Latina y el Caribe.
En este contexto, los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) pueden jugar un papel importante a la hora de respaldar la creación de entornos propicios para atraer la inversión privada, brindando asistencia en la preparación de proyectos independientes y ayudando a subsanar las brechas de financiamiento.
También presentan una potencial ventaja comparativa, dada su capacidad para involucrarse directamente con los sectores público y privado.
¿Cómo pueden, entonces, los BMD, fortalecer su rol y su eficacia a la hora de gestionar APP?
Con esta pregunta en mente, la Oficina de Evaluación y Supervisión del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha revisado su apoyo a las APP para proyectos de infraestructura en tres niveles: (1) entorno propicio, (2) preparación de proyectos y (3) financiamiento, así como la experiencia de otros BMD.
En la Evaluación de Asociaciones Público-Privadas en Infraestructura, publicada en marzo de 2017, se presentan 10 recomendaciones que, si bien están dirigidas al Grupo BID, pueden resultar de utilidad para otros BMD:
A nivel estratégico
- Identificar y evaluar la demanda potencial de APP mediante diagnósticos de país específicos en los que se incluyan análisis de por lo menos los siguientes aspectos: necesidades de infraestructura en el sector, entorno de las APP, limitaciones y riesgos fiscales, y tipo de apoyo que buscan los Gobiernos.
- Definir las prioridades, lo que incluye un marco general para determinar en qué países y sectores se necesita apoyo, así como el tipo de apoyo requerido, y definir las prioridades.
- Establecer un punto focal para APP en la estructura general, que cuente con suficiente autoridad y recursos para fomentar la colaboración y hacer confluir a todas las partes pertinentes del organismo.
- Evaluar las capacidades actuales en materia de APP, haciendo un inventario de las aptitudes actuales, identificando lo que falta, y abocándose a atraer y mantener las aptitudes necesarias.
- Reformar los incentivos, otorgando recompensas cuando se movilizan fondos de inversionistas privados y creando incentivos para la colaboración.
A nivel operativo
- Analizar los proyectos de infraestructura en tramitación y asesorar a los países acerca del modelo de prestación más idóneo, idealmente con independencia del sector que originará la operación.
- Explorar el uso y la elaboración de nuevos productos financieros y de asesoría adaptados a las necesidades específicas de los países: financiamiento en moneda local, servicios de asesoría, instrumentos específicos en apoyo de los Gobiernos subnacionales y mecanismos de preparación de proyectos.
- Fortalecer el marco de resultados para las operaciones enmarcadas en APP. En estas operaciones deben examinarse de manera habitual el valor por dinero, la cantidad y calidad de los servicios prestados, los costos para el contribuyente y para el usuario, y la probable sostenibilidad de los arreglos correspondientes, y debe evaluarse si se han cumplido los objetivos ambientales y sociales críticos.
- Diseñar una estrategia de conocimiento específica sobre APP con el fin de captar y documentar sistemáticamente los resultados de operaciones de APP, y las enseñanzas recogidas a partir de dichas operaciones, mediante un sistema mejorado de gestión del conocimiento.
- Incorporar sistemáticamente las enseñanzas extraídas de la experiencia de la propia organización y de otros BMD en el diseño y la implementación de nuevas operaciones de APP.